Foto: encontrada en internet libre de derechos
Será casualidad. O no.
En La esencia de las cosas, a partir de la página veinticinco, pasan algunas cosas relacionadas con hoy hace cincuenta años. Concretamente en el subcapítulo Veinte de Julio de mil novecientos sesenta y nueve...
"Estoy en casa de mis abuelos, Amparo y Manuel. Da a una de las calles más importantes del ensanche de Barcelona. Ponen en la televisión la llegada de Aldrin, Armstrong y Collins a la luna. Qué casualidad. Justo el día de mi cumpleaños.
Como cacahuetes. Todas las ventanas están abiertas de par en par a ver si corre un poquito de aire. La verdad es que lo de la luna no me interesa demasiado. Más bien me jode bastante. Gracias a las mierdas tecnológicas los yanquis han destrozado todo el romanticismo de la diosa Selene, dicen que hija de Zeus. Divinidad de la luz. Cae su mito. Pisoteado por las putas botas de los astronautas yanquis y la nave espacial esa, el Apolo 11 o no sé qué pollas, en la que llegan. Vaya mal rollo.
(...)
Suena el teléfono. Lo coge la yaya. Me despierta. En la tele siguen con el rollo de la luna. Joder, qué pesaos, hostia. ¿No habrá cosas más importantes?
—Juan Miguelito. Es María para ti. —Me levanto del sillón. Cojo el teléfono.
—Dime.
—Oye, Juan Miguel, que el Ramón va a venir a buscarme con la Vespa sobre las siete para ir a la verbena. Que si quieres que pase a por ti y te trae a casa.
—Ah, vale. Sí.
—Pues ya se lo digo. Así te ahorras la caminata con el calor que hace. Es que luego vamos a las fiestas del barrio del Raval, cerca de donde vive el Ramón. Hacen un pasacalle y después baile con orquesta. Y habrá orxata y fartons. Y cacahuetes. Y entrepanes de butifarra. Y vino con gaseosa. Va a estar muy divertido. Qué pena que tus padres no te dejen salir a esas horas. Yo se lo he dicho, ¿eh? Les he dicho que te dejaran venir, y que el Ramón y yo cuidaríamos de ti. Pero no hay manera. Dicen que hasta que cumplas los catorce años tienes que estar en casa a las siete todos los días. De verdad que se lo he dicho.
Cómo se enrolla esta chica a veces. La verdad es que está toda buena, aunque sea bastante mayor. Tiene buenas tetas y buen culo. Pero se dobla que no veas.
—Vale, vale, te lo agradezco. Ya cuando tenga catorce años iré a vuestra verbena, no te preocupes…
—Bueno, pues entonces el Ramón pasa a por ti.
—Gracias, morena".
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