(Photo by Steven Wright on Unsplash)
Desarrollo del conflicto en la serie televisiva "La esencia de las cosas"
Más que de un conflicto se trata de varios que van entrecruzándose entre sí, así como los personajes, si bien hay uno que es el protagonista, el eje central de toda la narración: el doctor en Filosofía español Juan Miguel Ramírez Marcial.
En la serie se van entrelazando varios de los grandes temas que llenan, aunque no siempre explícitamente, la cotidianeidad de las personas; temas materializados en acontecimientos que se aparecen como ciertamente extraños e inesperados para quien sería una persona normal de entre los siglos XX y XXI. El sexo, la política, la guerra, la filosofía, la tecnología, el amor, la soledad,… Y otros asuntos que se presentarán como grandes temas de la narración seriada, dialogada y visual.
El conflicto que parece generar el propio título de la serie es ¿cuál es la esencia de las cosas? Si es que la tienen, claro. Este es un asunto filosófico que, probablemente, no interese demasiado a la mayoría de las personas planteado así, tal cual. Sin embargo, es mi idea que la esencia de todo está en las relaciones humanas, justamente ahí: en el sexo, en la política, en la guerra, en el amor,… procesos prácticos y cotidianos que nos afectan de manera implícita en mayor o menor medida a todas y todos. Así, se genera una danza entre lo real y lo evocado; entre lo cotidiano y lo más propio de la imaginación cuya internalización en cada uno de los personajes se expresa externamente, justo en los espacios de relación. El sexo -y el amor- del protagonista con María, con la Pili, con Maikel Alejandro, con Lorraine, con Gemma, con Diane la Sanguinaria… son ciertamente hilos conductores narrativos mezclados con situaciones violentas, políticas (golpe militar en España), guerra (en Colombia), asuntos filosóficos en Cuba, otros tecnocientíficos en los USA. Y también con el devenir vital de una de las co-protagonistas principales: María y su vida en España, en Checoslovaquia, en Japón. Siempre a la búsqueda del retorno del recuerdo perdido de su primera juventud. Como Juan Miguel, quien llega un momento en que ya no distingue entre realidad, sueño y ficción. Pero que al final, y aun sin quererlo, experimenta lo que muy pocas personas, tal vez sí los místicos, han conseguido jamás: hablar con Dios (el inconcebible, el no-conocido; según la Filosofía pre-medieval) cara a cara. Y esto no es ninguna moraleja ni asunto religioso o de fe; es simplemente algo más en la vida -o en la muerte- de Juan Miguel.
Una característica peculiar de esta obra es, tal vez, que se basa en una novela ya escrita y publicada (todavía no en el momento en que redacto esto; pero muy pronto) y que enviaré a quien -¡ojalá!- pudiera estar interesado en la producción de la serie con el objetivo de refinar al máximo el guion y la narración visual y dialógica del(los) conflicto(s) brevemente relatados aquí.
¿Proyecto ambicioso? Sí.
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